El nombre del joven Sullivan corre de boca en boca, hasta el punto de que los Boston Red Sox (equipo de béisbol) ofrecen 1.500 dólares anuales si acepta a jugar con ellos. Pero a este irlandés lo que le gusta es dar mamporros como panes. Y con los puños desnudos.
En 1880, nace la leyenda, disputa su primer combate de exhibición, ante Joe Goss y decide viajar a Nueva York, para poder demostrar sus condiciones como boxeador.
Es en 1882 cuando nuestro héroe puede disputar por fin un combate con mayúsculas, bajo las reglas del London Prize Ring Ruling, el sistema bajo el que se boxeaba con los puños desnudos. Fue en Gulfport, Mississippi, el 7 de febrero del citado año. Su rival fue Paddy Ryan, que por cierto, también era irlandés (éste de nacimiento). Sullivan ganó el combate y se convirtió Campeón de América, o al menos así lo catalogaron. El combate fue todo un acontecimiento y se dice que entre el público estaba el legendario pistolero Jesse James.
Sullivan, el campeón americano, se recorrió su joven país de cabo a rabo para defender su título. Iba noqueando rivales a lo largo y ancho de Estados Unidos y dicen que también a todos aquellos que osaban ofrecerle amaños de combates. Con el paso de los años, John L. Sullivan se convirtió en uno de los personajes más famosos del país. No obstante, en 1883 estuvo a punto de sufrir una derrota, cuando el inglés Charley Mitchell lo tiró a la lona en el primer asalto. La llegada de la policía para clausurar el espectáculo lo libró, casi seguro, de su primera derrota.
En 1883 y 1884 siguió con su gira, en la que disputó 195 combates en sólo 238 días, pasando por 136 ciudades diferentes. Por cada victoria, se embolsaba 250 dólares. Además, desafiaba a cualquiera a enfrentarse a él. Si le aguantaban cuatro asaltos, el valiente se llevaba un premio que, según las fuentes, oscilaba entre los 50 y los 1.000 dólares. Sólo un hombre consiguió batir el reto. Por lo demás, Sullivan también ganó fama fuera de los rings por su forma de celebrar las victorias: con alcohol y prostitutas. Una vida disoluta que luego le pasaría factura.
En 1888 le llegaría la revancha con Mitchell. El combate tuvo lugar en un castillo en Chantilly, Francia. El boxeo era ilegal en el país galo en aquella época pero a pesar de ello, fue épico. Ambos contendientes estuvieron dos horas golpeándose. Dicen los que estuvieron allí que era imposible reconocer sus rasgos faciales al final del combate y que sangraron como cerdos. El combate fue declarado empate y acto seguido, la policía francesa acudió a detener a ambos titanes. Mitchell pasó varios días en la cárcel, pero Sullivan logró evitarla, gracias a la intercesión, dicen, del barón Rotschild. Tras ese combate, Mitchell se convirtió en el ayudante de esquina de Sullivan.
El 8 de julio de 1889, Sullivan disputó el combate más importante de su vida. Se disputó en Richburg, Mississippi, y fue el último combate de la historia disputado bajo las reglas del London Prize Ring Ruling, esto es, a puño descubierto. En juego estaba el campeonato del mundo y su rival era Jake Kilrain, también originario de Massachussets. El combate fue toda una aventura, ya que en un principio se iba a celebrar en Nueva Orleans, pero el gobernador de Louisiana lo prohibió. Así que se eligió la citada localidad de Mississippi de forma casi secreta, pese a lo cual más de 3.000 personas la presenciaron. Este combate, además de ser el último de puños desnudos, fue el primer acontecimiento deportivo de la historia de Estados Unidos en recibir cobertura informativa a nivel nacional.
La lucha fue terrorífica. Comenzó a las 10.30 de la mañana y duró más de dos horas. Parecía indicar que Sullivan iba a perder el combate, ya que en el asalto 44 (habéis leído bien) empezó a vomitar. Al parecer, la causa fue que había bebido whisky congelado. Pero ese no fue obstáculo para que Sullivan siguiera combatiendo hasta el asalto número ¡75!, en el que Kilrain tiró la toalla. John Lawrence Sullivan, “The Boston Strongboy”, como le conocían, se convertía así en el último campeón del mundo de boxeo con los puños desnudos.
Pero, ¿y con guantes? Como sabréis, el boxeo actual se rige por las reglas del Marqués de Queensberry. Una de ellas es que los púgiles han de llevar guantes protectores en el combate. Aquí hay algo de lío. Al parecer, se considera que John Sullivan fue el primer campeón del mundo de boxeo bajo las reglas del Marqués de Queensberry, ya que en 1885, derrotó en Cincinnatti a un tal Dominic McCaffrey con guantes, en un combate que se organizó para dirimir al campeón del mundo de boxeo bajo la nueva modalidad. No obstante, otras fuentes no consideran a Sullivan como primer campeón del mundo bajo las reglas del Marqués de Queensberry. Ese honor se lo otorgan a Jim Gentleman Corbett.
Este Corbett era un californiano que antes de boxear era ex empleado de banca. Para muchos, es el padre del boxeo moderno. Pues bien, el 7 de septiembre de 1892, Corbett y un Sullivan que no había puesto en juego su supremacía en el mundo del boxeo, se enfrentaron con guantes en Nueva Orleans. Las nuevas técnicas de Corbett desarbolaron a Sullivan y en el 21 asalto, cayó, esta vez sí, en lo que significó la primera y única derrota de su vida.
Tras este choque se retiró y siguió disputando algún combate de exhibición. Estuvo metido en política y abrió un bar. Pero como os decía, la mala vida le pasó factura y el 2 de febrero de 1918, John Sullivan murió de un ataque al corazón. Tenía 59 años.
El legado de Sullivan es mayor de lo que parece. Se dice que fue el primer deportista de la historia de Estados Unidos en ganar un millón de dólares. Hoy en día, sus recuerdos o sus autógrafos valen una fortuna. Así que si alguna vez vais a Boston, buscad el cementerio de Old Cavalry, donde podréis rendir homenaje a una de las primeras leyendas del noble arte del pugilato.
extraìdo de Pintan Bastos